Mezcle la harina, la levadura, la sal y el azúcar en un tazón y remueva bien hasta que todo quede integrado.
Mezcle 300 mililitros de agua fría y 100 de agua y añada dos cucharadas de aceite progresivamente.
En la mezcla de ingredientes secos haga un agujero y vierta la mezcla de aceite y agua y mezcle rápidamente todo hasta conseguir una masa suave y ligeramente pegajosa.
Espolvoree una superficie plana con harina y vierta la masa. Comience a masajear la masa lentamente y en movimientos continuos, estirando y doblando continuamente.
A CONTINUACIÓN…
Cuando consiga que la masa esté suave vuelva a colocarla en el tazón y deje reposar durante 1 hora. Para saber que la masa está lista bastará con presionar con un dedo y ver si vuelve a su posición original, en caso contrario habrá que dejarla reposar más tiempo.
Mientras la masa está reposando podemos añadir algún aromatizante.
Una vez comprobado que la masa está lista debemos colocarla en una superficie enharinada y volver a amasarla hasta eliminar posibles burbujas de aire.
Le daremos la forma que queramos y después lo colocaremos en una bandeja engrasada.
Meteremos la bandeja en el horno a unos 220-240 grados durante unos 35 minutos hasta conseguir que el pan esté dorado y crujiente.
Por último, podemos acompañar las rebanadas de pan con una mezcla de dos cucharadas de aceite de oliva con tomillo y esencia de vainilla o de alguna de nuestras mermeladas.